“Ella vive en mí y no morirá sino a mi muerte. Es lo que hemos amado en la discontinuidad y en la dispersión de la vida lo que amaremos en la unidad, en la pureza, en la simplicidad de una memoria fiel”.
Jacques Anatole France
Tal día como hoxe, fai dous anos, ás cinco e vinte da tarde, Mar emprendeu unha nova viaxe… unha nova aventura… Recollemos alguhas das vosas palabras… Grazas por lembrar…
“Ya ha pasado algo de tiempo y aún no me creo del todo tu ausencia. Me reconforta pensar en tantísimos momentos felices que vivimos juntas. Un abrazo muy fuerte a la familia y a todos aquellos que tambien tuvieron la suerte de conocerte.”
“Tu espléndida sonrisa iluminará el cielo,seguro. Nos conocimos en el instituto y muy de vez en cuando nos encontrábamos y hacíamos planes para volver a vernos con las amigas comunes… en eso quedamos la última vez que nos vimos y hoy me entero de esta tristísima noticia . Lo siento de corazón.”
“Barafunda debe continuar por que ese era vuestro sueño y Antón e o Apalpador y Xoaniña se convertirán en tu sonrisa cada vez que un niñ@ pase una de sus hojas…En ellas siempre estárás presente..”
“Se nos encogió el corazón cuando nos enteramos. Nuestro cariño a los tuyos, y para ti, que sigas haciendo reir y disfrutar a niños y mayores desde donde estés. Un beso muy grande.”
“Mar, seguro que ahora está viendonos desde allá arriba, bien agarrada en Albireo, la cabeza del Cisne, la estrella doble de colores contrastados más hermosa del firmamento, con estrellas de color amarillo y azul oscuro. Allí surcará los cielos, en dirección siempre de la Vía Láctea , rumbo a mundos maravillosos, donde todos los titíriteros, clowns y payasos, viven con los dinosaurios en su isla perdida.
Aunque es la frase que se dice siempre : “La vida sigue” , yo creo que no hay otra y que es así y que Mar nos está diciendo montado en Cygnus que sigamos con nuestros sueños, con nuestra vida, con nuestros proyectos, y que ella siempre estará con nosotros cuidándonos, y que volveremos a reir con su recuerdo…”
“Se llamaba María del Mar Ameijeiras Sánchez, aunque en casi ningún periódico cita su nombre. Murió anteayer, 30 de octubre de 2010. Yo lo supe a través de Soledad Felloza y de Ipe Ibarlucea, dos cuentacuentos que se hicieron eco de la noticia. Su muerte parece una muerte colateral del viento en Galicia, un accidente laboral de una cuentacuentos que decoraba el interior de una carpa donde después debía actuar. Que no tenga nombre, sino simplemente sexo (mujer), edad (39 años), procedencia (Vigo), empresa para la que trabajaba (Barafunda), y oficio (cuentacuentos), tiene cierta lógica insensible. A fin de cuentas quien se dedica al oficio de cuentacuentos con frecuencia desaparece detrás de su oficio y de los cuentos que cuenta. No importa quién cuenta, sino qué cuenta. A eso se le llama invisibilidad. No conozco los rasgos de la cara de María del Mar, no hay fotos. No sé cómo eran sus ojos, ni su sonrisa, ni si tenía marido, hijos, hermanos, padres. Nunca la oí contar. Nunca la oí nombrar. Solo sé que contaba cuentos, y que no pudo realizar su última función.”
“María del Mar Ameijeiras Sánchez no ha muerto por ser cuentacuentos, pero ha muerto trabajando como cuentacuentos. Preparando una sesión. Decorando el escenario. Repasando el repertorio. Y de pronto la estructura se le cayó encima. Una estructura endeble, como el oficio, que hasta el soplo de un lobo gallego, un soplo de viento, la tumba. Caperucita esta vez fue derrotada por el lobo, pero todos los que escucharon sus cuentos la tienen en su memoria. Y también todos los que cuentan cuentos, sus compañeros y compañeras de oficio, que continuarán su trabajo a favor de un mundo mejor, como en los cuentos. Aunque sus nombres nunca lleguen a ser reconocidos, sin personalismos, porque su trabajo se extiende y se prolonga a lo largo de todos los siglos de la historia en el pasado, en el presente y en el futuro. María del Mar Ameijeiras Sánchez es la imagen de todos los cuentacuentos, y ahora está muerta. Nos quedan los cuentos.”
Enrique Páez, de su blog “http://enriquepaez.blogspot.com/2010/11/la-muerte-de-una-cuentacuentos.html”, para la Red Internacional de Cuentacuentos.
“Una desconocida que murió ayer en accidente laboral. Se ganaba la vida jugando y contando cuentos y me hace sentir eso que llaman solidaridad obrera, podría haber sido yo pues no en pocas ocasiones he contado en carpas, en la calle o sobre tarimas de madera apoyadas en inestables cajas de cerveza. Ella vivía en Galicia, era gallega… murió en Marín (Pontevedra) y es todo cuanto sé.”
“Le he dedicado una entrada en mi blog “profesional” si es que puedo llamarlo así, pero me apetecía compartirles el cuento con que le rindo homenaje. Hace dos años, Silvia Clerigo nos contó un cuento en Alburquerque, nos dijo que a ella se lo había contado Boni Ofogo, y que a él se lo habían contando en su pueblo natal, siendo un niño. No recuerdo con exactitud el cuento… pero más o menos venia a ser algo así …
Un rey quiso conocer la realidad de su pueblo, y para ello decidió salir al camino e ir de aldea en aldea charlando con la gente. Al llegar a la primera aldea, se encontró con un niño que lloraba desconsoladamente. El rey compadecido le preguntó por la causa de su llanto, a lo que el niño respondió… ha muerto mi padre, que era el herrero del pueblo, pero soy demasiado pequeño aún para hacer su trabajo y no se de que voy a vivir. El rey compadecido le entrego una bolsa con pepitas de oro al tiempo que decia. Ve a aprender el oficio con el herrero del pueblo vecino y así podrás ocupar el lugar de tu padre en el pueblo.
Despidiéndose del chiquillo, siguió el rey su viaje, y llego a otro pueblo donde escucho llorar a una mujer. Compadecido se acerco hasta ella y se intereso por el motivo de su llano. Mi marido a muerto y yo he quedado sola para atender a las necesidades de mis hijos, que son todos pequeños. Yo puedo cultivar el campo, pero ¿quien hará el trabajo de mi marido? El rey la consoló diciendo “tus hijos crecerán y serán una ayuda para ti, pero mientra tanto toma esta bolsa de oro para que te sirva de ayuda en lo inmediato”.
Y siguió el rey su camino, y bajo la sombra de un árbol se encontró a un niño que lloraba amargamente, preguntándole la razón de su llano el rey se entero de que era el hijo del cuentacuentos de aquel pueblo, que había muerto demasiado joven para poder enseñarle todas las historias que atesoraba. El rey no puedo decir nada, lloro junto al niño en silencio pues aquella perdida era irreparable.”
Carmen Ibarlucea P.
http://mipozodeignorancia.blogspot.com.es/2010/10/para-maria-del-mar-ameijeiras-sanchez.html